Buscando lo que se conoce como
"Calidad total", Deming estableció una serie de problemas
o "enfermedades" comunes que suelen encontrarse en los
cuadros de mando de las organizaciones y que repercutan directamente
en ésta impidiendo su desarrollo positivo hasta el punto de que
matar a las empresas llevándolas al quiebre. Estas enfermedades
serían:
1.
Falta de constancia en los propósitos.
Se puede decir que una empresa que, de
forma constante, inicia proyectos para abandonarlos al poco tiempo, o
bien inicia proyectos sin objetivos específicos que no siguen ningún
rumbo real resulta en pérdida tanto de tiempo como esfuerzo y dinero
para las empresas, además de que ésta pierde credibilidad externa e
interna, causando desmotivación en los empleados muchas veces.
2.
Énfasis en las ganancias a corto plazo y los dividendos inmediatos.
Enfatizar en este punto suele implicar
pérdidas en la calidad del producto y en el trato al cliente. Esto
genera presiones innecesarias en los miembros de la organización
causando un pésimo ambiente laboral en el que los trabajadores
podrían sentirse desmotivados. Es necesario innovar, crear una marca
de calidad, llevar un proyecto de gran tamaño e importancia y ser
entendido como una carrera a fondo, a largo plazo. Se debe asumir el
reto de aplazar la rentabilidad inmediata al servicio de una meta
superior.
3.
Evaluación por rendimiento, clasificación de méritos o revisión
anual de resultados.
Esta enfermedad es considerada una de
las más comunes en las empresas con problemas. En este punto, los
altos funcionarios suelen eludir sus responsabilidades culpando a
trabajadores de niveles inferiores cuando se presenta algún
problema. Esto suele ocurrir cuando no existen una comunicación
fluida entre los empleados o bien, cuando se delega de forma
incorrecta alguna actividad o simplemente no se hace, cuando se
escatima en recursos, cuando los directivos se encierran en la torre
de la burocracia y los rangos, etc.
4.
Movilidad de los ejecutivos.
En general muchas empresas suelen
centrarse en la rentabilidad a corto plazo y para conseguirla,
explotan al personal. Como resultado de esto, el personal busca la
salida de la empresa lo más rápido posible y, de no poder, busca
trabajar lo menos posible mostrando un nulo compromiso con la
empresa. Es necesario apostar por una buena marca de empleador, que
también generará una buena marca de empresa. Cuando un trabajador
está contento y considera que trabaja en una buena empresa, se
esforzará como nadie y será más productivo.
5.
Gerencia de la compañía basándose solamente en las cifras
visibles.
Los estados financieros no nos dan un
valor real de las empresas, los activos intangibles normalmente no
son considerados por los ejecutivos quienes administran basándose
solo en reportes positivos. A largo plazo las cifras visibles no
podrán sostener las pérdidas de clientes, posicionamiento y otras
variables que no se imprimen en un balance.
6.
Costos médicos excesivos.
Las bajas por incapacidades laborales
pueden llegar a representar costos para la empresa pues, se está
pagando un salario a un empleado por un servicio que en realidad no
está prestando. Además de que, dependiendo de cual sea ese
servicio, podría tener que emplearse a algún suplente lo cual sería
un doble costo. Tomando en cuenta diversos factores más, esto solo
estaría generando pérdida para la empresa. El mal clima laboral y
la explotación de los empleados suelen ser factores que conllevan a
que los empleados se enfermen, tengan accidentes, etc. (Debido al
estrés y presión laboral) y esto trae como consecuencia los costos
mencionados.
7.
Costo excesivo de garantías.
Muchas empresas deben gastar mucho
dinero en lo que es la reposición de productos y el
establecimientos de sistemas de atención al cliente. Algunas
empresas contratan seguros para hacer frente a los costos por
reclamaciones de clientes y miembros de la organización. Cuando no
existe seguro o fondo que las proteja de estos, deben hacer frente a
una condena judicial y terminan recurriendo a créditos que solo se
convertirá en deudas.
Estos costos, desde luego, podrían
eliminarse o al menos reducirse con una política de excelencia, de
calidad total hacia los productos ofrecidos tanto a los clientes
internos como externos.
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